Fiestas patrias

Después de una prolongada ausencia, regreso tan solo para decirles que no desesperen: aún estoy aquí para ustedes. He tomado esta temporada para meditar largo y tendido y, habiendo salido de mi trance, me conecto para comenzar una disertación acerca de un tema harto discutido y poco variado llamado las "fiestas patrias".

DEBE SER una coincidencia. Partamos del hecho de que esto que llamamos patria no es más que una serie de mentiras y engaños que nos hemos creido porque necesitabamos creer en algo. Una serie de sin-sentidos nos ha traído exactamente al punto en donde estamos parados: las fiestas patrias del quince de septiembre.

FESTEJAMOS lo mexicano que no es otra cosa que una extraña mezcla entre lo español, lo árabe y casi nada de lo indígena. Hoy en día el verdadero mexicano debe vivir en el bajío y estar congelado en el siglo XVIII y XIX. Así es que para todos aquellos que soñaron con el ideal de vestir como macho mexicano a la "pedrito infante" o a la "jorgito negrete" (personalmente tengo la sensación que aquellas películas gastaban casi todo el presupuesto en los trajes de jorgito y en los litros de agua depositada en contenedores de aguarrás para pedrito) debo decirles que han acariciado un sueño hasta ahora historicamente inexacto.

EN UNA ESTACIÓN DE RADIO poco conocida del Valle de México hay un spot que reza "prefiero lo poéticamente correcto a lo históricamente cierto". Como poema, la historia de México es una prosa medio mal hecha, repetitiva y que solo se creen aquellos a los que les pagan para olvidar que tienen cerebros y rendirse a la uni-mind llamada conciencia nacional (refiérase al artículo intitulado Fuerzas armadas mexicanas, baluarte de nuestra inocencia). La historia referida en nuestra conversación pareciera escrita en la época de las cursilerías románticas y es digno de la letra de una estudiante de secundaria de conocida escuela del Pedregal (Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío). Como obra intelectual, parece producto de un ensayo dirigido por amplísima dama-maestra de primaria-y realizado por el más destacado alumno en faltas de ortografía (así es estimadísimo lector, me huele a que esta "Historia" de "México" tiene ortografías hasta cuando es hablada)

ESO SI, no podemos culpar a nadie si han sentido debilidad por escoger su casa GEO o ARA porque en algún punto del desarrollo-políticamente no llamado ghetto, vieron un kiosko bien mexicano. NO SE CULPE A NADIE POR HABER DICHO, BORRACHO O EN SU JUICIO, QUE EL COLOR MÁS MEXICANO ES EL ROSA LEGORRETA. Coincidiendo con cierto filósofo cuya máxima era un soy yo y mi entorno, debemos reconocer que es dificil no tener condiciones de esta naturaleza cuando el 70% de los televidentes (es decir, de los mexicanos) aprueba y se regocija con las transmisiones de TELEVISA (¡Aguas iglesia católica! Unos 5 años y comienza el quién vive por el mayor número de receptores). Quien no lo crea, que prenda un día el televisor en el canal 2 y vea las telenovelas. Ahí si saben lo que es mexicano.

ABSTÉNGASE estimado lector de advertir de la extrema y prolongada estupidez a todos aquellos que ondeen su bandera en alto y suspiren cuando en alguna estación de radio declamen el significado de los colores patrios (sólo a una mente tan retorcida como la de Francisco Gabilondo Soler pudo ocurrírsele eso de las tres garantías y sus colores). Mejor, disfrute de los días feriados, del espectáculo GRUTESCO que resulta el desfile de nuestras deplorables fuerzas armadas y del show cómico mágico musical del enfrentamiento entre azules y amarillos en el zócalo histórico. Ría o llore, según acomode a su estado.

No olvide vomitar. ¿Acado no es este nuestro carnaval antes de entrar en la época de culpa?

José Luis "El HERMOSO" de Hernández y Hernández

P.D. Abstenerse a publicar comentarios si es una regañiza acerca de mi falta de sentido nacionalista y de respeto hacia los símbolos patrios. No nací en telas Junco para sentir especial aprecio por una tela.