sábado, 20 de septiembre de 2008

No se ha confirmado, pero todo parece indicar que hemos ( aquí empieza el problema de la otredad) inventado los adjetivos como respuesta a una condicionante lógica defectuosa en la qué se nos limita a creer en lo que podemos poseer. Lo mismo paso con el lenguaje. Resulta demasiado sencillo de manera que asusta. No existe nada que no podamos describir. Porque si no le podemos dar un nombre que responda a las caracteristicas minimas del ente es la nada. Siendo así, si reconociéramos la incapacidad de nombrar la primer condición lógica caería en contradiccion y nos lanzaría a la posibilidad de que no existiéramos, causando nuestra aceptación absoluta dentro de la nada.

No se ha confirmado, pero todo parece indicar que hemos ( aquí empieza
el problema de la otredad) inventado los adjetivos como respuesta a
una condicionante lógica defectuosa en la qué se nos limita a creer
en lo que podemos poseer. Lo mismo paso con el lenguaje. Resulta
demasiado sencillo de manera que asusta. No existe nada que no podamos
describir. Porque si no le podemos dar un nombre que responda a las
caracteristicas minimas del ente es la nada. Siendo así, si
reconociéramos la incapacidad de nombrar la primer condición lógica
caería en contradiccion y nos lanzaría a la posibilidad de que no
existiéramos, causando nuestra aceptación absoluta dentro de la nada.

Nos hemos conformado primero con la teoría de que la vida se define a
través de la dualidad mínima del bien y del mal. Luego dijimos, en un
estado de autoprobada madurez, qué nada es bondad en estricto estado
puro, si no una mezcla inseparable de ambos.

Siguiendo esta incuestionable secuencia, he salido en búsqueda de
está palpable verdad. Cruce la ciudad está noche buscando el bien y
el mal, fijandome en cada estacion del metro, poniendo atención en
cada detalle. Nada ha aparecido, ni siquiera un pequeno rastro. En la
soledad de está noche ha quedado la nada.

Solo nos queda apegarnos a la otra posibiidad: aceptar qué solo existo
en las palabras. Dejaré de existir en el momento qué termine de leer
estas palabras y volveré a existir en otro arreglo de ellas. Esta vez
no habrá otredad para comprobar
la realidad


José Luis "el hermoso" de Hernandez y Hernandez

1 comentario:

Anónimo dijo...

Según Heidegger:

El ser sólo lo encontramos en momentos de crisis cuando nos enfrentamos a la nada. Una de las "estructuras" fundamentales (sino es que la más fundamental) del Dasein (algo así somo hombre)es la de ser el único ente que se pregunta por su ser y por el sentido del ser en el mundo. Ahora bien, llegan momento de crisis en donde el ser se vuelve problemático (cuando nos enfrentamos a la nada, que es el fundamento del mundo, através de la angustia) y entonces el hombre se da cuenta de que todo lo que hace es una ocupación y cuidado (ocupación para olvidarse que lo que hay detrás es la nada, y cuidado para seguir siendo en el mundo).

Los límites de mi lenguaje son los límites del mundo, dice Wittgenstein, la cosa está que después nos dice que sobre ética, dios, y ese tipo de cosas en donde nadie se pone de acuerdo... no se puede hablar... y sin embargo: lo dice!!!