domingo, 1 de marzo de 2009

Carta de amor para tí

“Se cuenta que”, cualquiera que sea la historia, debe comenzar con las mismas palabras. Es una manera de separar los textos de otros, de decir que este, no como cualquiera, es una historia fantástica. Los textos se reconocen cuando se comienzan. Las cartas de un abogado deberían comenzar como “siendo las tantas del tanto”, las de un contador como “mi estimado señor”, pero un texto que pretende abandonar su carácter utilitario, debería en todo momento diferenciarse. Debería tener su propio mito fundacional, aspirar a abarcar casi todas las voces y, casi al mismo tiempo, entenderse como que suena sin salir de ninguna boca.

Este suspiro, cuenta que, es una carta de amor. En este momento debe comenzar a recorrerte, darte la vuelta alrededor de la piel y sentirse como una ligera brisa en la mañana. Cuenta que es dicho por una boca tímida, oculta en medio de la oscuridad que rodea. Y se acompaña con una música muy suave, con el olor de un café y la sensación de un color verde. Los que lo han conocido saben que es una terraza, suspendida en medio de la copa de un árbol esperando encontrar su equilibrio. Sabe que es un fluido espeso como una pintura saliendo de su envase, como un pigmento balanceándose a sí mismo, hermoso en su lenta e impenetrable transformación.

Algunos, faltos de palabras, han dicho que se siente como mariposas en el estómago. Otros, más escépticos, han contado que se levantan en medio de la noche con la sensación de haber caído demasiado en medio de sus sueños. Yo sólo puedo decir que te he encontrado, que he caído y hallado entre tus labios la redención. Yo solo puedo decir que te amo. Se cuenta que, esta, es una carta de amor.

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